DESTREZAS CULTURALES
Antes de empezar la concentración en español, nunca me hubiera imaginado que aprendería tanto. Muy a menudo, y de manera incorrecta, se presupone que la licenciatura se aplica sólo al ámbito académico. Sin embargo, como verán a lo largo de mi portafolio, mis cuatro semestres de estudio del español, no solo han mejorado mi manera de hablar el idioma, sino que me han ayudado a perfeccionar mis destrezas culturales. Las clases que tuve durante estos semestres, tales como los panoramas de Latinoamérica y España, con el doctor Rodríguez y la doctora Tajes, me enseñaron bastante sobre la historia del mundo de habla castellana. Aprendí sobre corrientes literarias que no me imaginaba que existían. Esto me ayudó no tan sólo a leer, sino también a comprender literatura que jamás pensé que hubiera podido comprender. La combinación de toda esta enseñanza ha afinado mi destreza cultural a un nivel que me permite compenetrarme tanto con la cultura latinoamericana como con la española. No solo me enteré de fechas históricas importantes de varios países, sino que, como podrán apreciar en algunos de los documentos adjuntos en mi portafolio, también tuve la oportunidad de aprender acerca de la arquitectura de Antoni Gaudí en Barcelona, España. El fruto de estos arduos estudios tuvo tanta influencia en mí que decidí volver a España, ya que ahora poseía un más amplio conocimiento sobre la cultura y la historia del país. Como podrán apreciar al ver las fotos, visité casi todos los lugares sobres los que estudié en la universidad de William Paterson. Pude servir de guía turística para mi familia y pude compartir con ellos los detalles que había aprendido anteriormente. Me quedé atónita al ver cómo uno puede disfrutar mucho más un viaje como el que hice al tener un conocimiento más amplio debido a lo estudiado, la historia de cómo cada lugar llegó a ser y cosas por el estilo. Más que nunca estoy convencida de que la cultura, la historia y la literatura deben apreciarse, estudiarse y tenerse en muy alta estima porque éstas hacen que en uno se desarrollen destrezas excelentes y promuevan una vida mucho más fascinante.
Jamás he sido de las personas que aprecian mucho la historia o que entienden muy bien la cultura, y mucho menos la hispana. Antes de empezar el programa de español, no sabía que existían tantas corrientes literarias. No entendía por qué en algunas épocas habían temas recurrentes como la libertad y en otras épocas habían temas diferentes. Nunca aprendí sobre las injusticias, los abusos y los sufrimientos a los cuales los latinoamericanos han sido sometidos. Aunque previamente había aprendido de la independencia de varios países latinoamericanos, nunca había estudiado en detalle la importancia de personajes históricos como Simón Bolívar y José Martí, quienes lucharon, no solo por la independencia, sino también por la identidad de América Latina. No me había percatado de cuánto poder tenía y en algunos caso sigue teniendo los Estados Unidos sobre muchos países latinos. No conocía sobre las discusiones que se tuvieron sobre construcciones como el canal de Panamá, los cuales yo pensaba que fueron construidos para los beneficios de todos. He viajado por varias partes del mundo sin conocer su literatura, costumbres, su arte, su música y su historia. No había entendido por qué en un mismo país como España hubiera estructuras tan diferentes como La Alhambra y La Sagrada Familia. Viajaba y visitaba puntos de referencias sin conocer la historia y significado de éstos. Intentaba analizar el arte en los museos alrededor del mundo sin conocer sus artistas y sin entender de qué época y movimiento provenían. Tampoco había recibido clases de historia que aportaran la perspectiva de los oprimidos o que se enfocaban en la historia de los países hispanos. A lo largo de mis cuatro semestres en el programa de español, todo mi conocimiento errado con respecto a la cultura y civilización hispana fueron erradicados y pude desarrollar un conocimiento histórico-cultural que jamás pensé hubiera podido adquirido. Nunca he sido amante de la historia. Sin embargo, siempre me he sentido apasionada por las culturas. Al estar en el programa de español, vi la ironía de mi situación. Ambas cosas van de la mano. Para poder verdaderamente apreciar la cultura de un país, también se tiene que conocer su historia. Siempre había gozado de la literatura, en especial los poemas y las obras dramáticas o de museos como el Louvre en París, la Galería Uffizi en Florencia y en especial El prado en Madrid. Construcciones como La Alhambra no tenía tan gran importancia para mí porque no entendía su historia musulmana y cómo desde el año 711 hasta el 1492 tuvieron una gran influencia en España, en especial en Andalucía. En la clase del Doctor Octavio Delasuaree, titulada El Siglo de Oro, aprendí de las dos corrientes literarias sumamente populares como el Renacentismo y el Barroco. Con este curso y otros que tuve en el excelente programa de español logré desarrollar las destrezas necesarias para poder diferenciar entre los dos. Después del curso de comedias con la Doctora Ellen Frye, amo aún más las comedias y puedo entenderlas mejor, ya que conozco la historia y culturas relacionadas con éstas. Con clases como el panorama de literatura española y también el panorama de literatura latinoamericana, pude adquirir un conocimiento más profundo sobre los movimientos pertenecientes a múltiples épocas de la historia española. Creció en mí un gran amor hacia el romanticismo al leer obras del español José de Espronceda y del argentino Esteban Echeverría. La lucha e importancia dada a los derechos del individuo, el sentimentalismo hacia los marginados y la independencia son temas que me fascinaron. Hallé en mí también un amor por el modernismo tanto así que dediqué un trabajo de investigación al modernismo en unos de los poemas del gran Rubén Darío. En una clase con la Doctora María Tajes tuve la oportunidad de estudiar y dar una presentación sobre la arquitectura de Antoni Gaudí. Inspirada por todo lo que aprendí, antes de que el semestre se acabara, compré mi pasaje para España y tuve la oportunidad de visitar a Barcelona, Madrid, Toledo, Segovia y Ávila. Aunque había ido a España varias veces, nunca lo había disfrutado como esa vez. No solo fue increíble poder impartir el conocimiento aprendido en mis clases a mi familia, sino que entendí con mayor claridad cómo el tener conocimiento cultural e histórico sobre un lugar enriquece grandemente la experiencia cuando uno viaja. A lo largo de cuatro inolvidables semestres, desarrollé destrezas que me han permitido relacionar la literatura con corrientes literarias, a los autores con sus respectivas épocas y de forma general poder analizar el arte, la música y las obras dramáticas en una manera que jamás me hubiera podido imaginar. Debido a toda la cultura, la historia y la literatura que he estudiado, he crecido como persona. Estas destrezas nunca se deberían ver como insignificantes sino que deben apreciarse, estudiarse y tenerse en muy alta estima. Por experiencia propia, puedo sinceramente expresar que éstas promueven una vida mucho más fascinante. |